Un serum es un producto de cuidado de la piel que contiene una alta concentración de ingredientes activos. Su textura es generalmente más ligera y menos espesa que la de las cremas. Los serums están diseñados para penetrar profundamente en la piel, proporcionando nutrición e hidratación intensa, y se usan para tratar diversos problemas de la piel, como el envejecimiento, la deshidratación, o la falta de luminosidad.

El serum facial sirve para proporcionar una dosis concentrada de ingredientes activos directamente a la piel. Es efectivo para tratar problemas específicos de la piel como arrugas, falta de firmeza, manchas, deshidratación o textura irregular. Su fórmula avanzada permite una rápida absorción y actúa a un nivel más profundo que las cremas o lociones tradicionales.

El serum se debe aplicar antes de la crema. Su textura ligera y su alta concentración de ingredientes activos permiten que penetre profundamente en la piel. Después de aplicar el serum y dejar que se absorba, se puede aplicar una crema hidratante para sellar la humedad y proporcionar una capa adicional de nutrición.

Para aplicar el serum, limpia tu rostro y aplica un tónico si lo usas. Luego, pon unas gotas de serum en la palma de tu mano y distribúyelo suavemente por todo el rostro, cuello y escote, con movimientos ascendentes y suaves. Espera unos minutos para que se absorba completamente antes de aplicar tu crema hidratante.

El mejor serum facial depende de las necesidades específicas de tu piel y de tus objetivos de cuidado de la piel. Algunos serums están formulados para combatir el envejecimiento, otros para hidratar, iluminar o reducir la apariencia de manchas. Es importante elegir un serum que contenga ingredientes adecuados para tu tipo de piel y preocupaciones específicas. Consultar con un dermatólogo puede ayudarte a tomar la mejor decisión.